Le llamas. Cuelgas antes de que suene. Te quedas mirando el móvil. Prefieres un sms, un simple te echo de menos. Antes de pulsar "enviar", lo relees. Si, enviar. Te quedas mirando la pantalla, esperando que esa persona esté pensando también en ti, deseando recibir ese sms y te conteste al instante. Esta vez no es así.
Decides pasar, igual que la otra persona. Pero tú no pasas. Mejor que lo aparente. Sonríes, mientras lloras por dentro. Decepción. No quieres dar pena, ni que nadie se quede por obligación a tu lado, pero no estás bien. No sabes ni que quieres, ni que necesitas. O más bien, lo confundes. ¿Le echo de menos y lo necesito o estoy deseando mandarlo a la mierda? Ya no hay nada a tu lado, ni nadie. Te planteas que el problema eres tú. Mejor dicho, lo confirmas. Y decides pasar, total, estás aquí de modo pasajero. Igual que todos ellos por tu vida: Vienen, se aprovechan y se van. Así va esto. ¿Por qué no hacer tú lo mismo? Porque no eres tan hija de puta, porque para ser feliz necesitas ver sonreír a los tuyos. ¿Y luego me viene gente que da asco de buena persona? ¡Si, venga! Ser buena persona es algo más que un puto "¿qué tal?", es algo más que estar ahí. Se demuestra en pequeños detalles, en los momentos en los que todo se tuerce. Pero vosotros lo olvidáis.
"Y yo lo único que sé es que quiero pasar de todo,
que no quiero saber nada de nadie que me haga daño..."
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