27 de enero de 2013

Vuelve, de nuevo.

Un día cualquiera te das cuenta de que por equis motivos llegas a ser feliz , algo que hacía mucho tiempo que no lo eras. Tal vez por ciertos temas que no se pueden nombrar y otros por querer a alguien que sabes que te quiere, pero que no sabes por qué nunca vais a estar juntos.
Es una manera tonta de sufrir, querer sin ser querido puede ser de las peores condenas que se le puede poner a alguien. Dar todo por alguien y no recibir ni el uno por ciento de todo aquello.
Entonces tras muchos meses de soledad, conoces a alguien que te cambia la vida por completo. Alguien que consigue en un par de horas hacerte sentir como nunca antes te habías sentido. Sentirse como una niña de ocho años cuando baja a los columpios a jugar con aquellos niños a quienes nadie juzga por su forma de andar, hablar, vestir. Que no hay prejuicios, una infancia donde eres feliz sin importante el mundo que gira a tu alrededor. Así ne sentía yo, una niña más que feliz, que sólo piensa en sonreír y disfrutar del momento. Pero nada puede salir siempre bien. Porque entonces vuelve. .
Vuelve esa persona anteriormente citada a la que querías pero no has sido correspondida. Un "hola, ¿que tal? " es suficiente para hacer resurgir aquellas cenizas que quedaron encendidas de un amor imposible. Contestaciones donde te das cuenta de que sigue habiendo algo entre vosotros dos, algo que es tan fuerte como para romper vuestros esquemas. Y es que es imposible dejar de querer a alguien en poco tiempo, y si no lo he hecho en dos años, dudo que algún día lo haga, pero si algo tengo claro es que no voy a dejar que eso condicione mi actual y futura felicidad.
El pasado, pasado está. Repercute en el presente y futuro, pero no condicionará MÁS mis decisiones. .

Recuerdos del pasado son heridas del presente, y futuro.....

No hay comentarios:

Publicar un comentario