10 de septiembre de 2012

Falsa realidad.


Me gusta dormir, quizá es lo que más me gusta en esta vida. Y quizá me gusta tanto porque me cuesta mucho conciliar el sueño […] Desde pequeño he pensado que dormir te aparta del mundo, te hace inmune a sus ataques. La gente sólo puede atacar a los despiertos, a los que están con los ojos abiertos. Sí, siempre he pensado que los sueños son anuncios; algunos largos como publirreportajes, otros cortos como tráilers y otros minúsculos teasers. Y todos hablan sobre nuestros deseos. Sin embargo no los entendemos porque es como si los rodara David Lynch. La gente viola con sus sueños: viola la intimidad, viola el lenguaje con el que se expresa, viola esa imagen como mejor le parece. Cuántas veces he tenido sexo con gente en sueños y al día siguiente no me he atrevido ni a saludarla, pensando que en el “buenos días” se notará las “buenas noches que hemos pasado”. Quizá el mundo iría mejor si contásemos nuestros sueños eróticos a los que han sido protagonistas de ellos.



Mucha gente prefiere dormir a vivir, 
aunque sepa que la realidad que está gozando es falsa.


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